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Dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida
Esta frase, pronunciada por Jesús en el evangelio según San Juan (Jn 11,25), es una de las más conocidas y citadas en ritos y celebraciones funerarias cristianas. Proviene del pasaje donde Jesús resucita a Lázaro en Betania, y con ella se expresa una de las verdades centrales de la fe cristiana: la resurrección y la vida eterna.
Significado de la frase
Con esta sentencia, Jesús se revela como el que tiene el poder de dar vida incluso a los muertos, pues él mismo es «la resurrección y la vida». Quien crea en él, aunque su cuerpo muera, vivirá para siempre junto a Dios. Se trata de una promesa de vida eterna que trasciende la existencia terrenal.
Jesús no sólo tiene el poder de resucitar a los muertos, sino que él mismo es la fuente y autor de la vida. Por ello, todo el que crea en él y se mantenga unido a él vivirá después de la muerte, resucitará al final de los tiempos y tendrá vida eterna junto al Padre.
Así pues, estas palabras expresan la esperanza cristiana en la vida que sigue a la muerte física, una vida eterna junto a Dios para quienes han creído en Jesucristo.
Uso en ritos funerarios
Dada la enorme fuerza y el mensaje de esperanza que encierra, no es de extrañar que esta frase de Jesús se utilice con mucha frecuencia en celebraciones y ritos fúnebres cristianos:
- Suele incluirse en las lecturas bíblicas de las exequias.
- El sacerdote puede citarla en su homilía o reflexión, resaltando su significado.
- También es habitual que esté inscrita en lápidas y monumentos funerarios cristianos.
- Incluso en algunos casos se ha musicalizado esta frase para cantarla durante la ceremonia.
En definitiva, pronunciar o escuchar esta frase en un funeral reconforta y recuerda a los dolientes la firme esperanza cristiana en la resurrección y en que el difunto ahora vive plenamente junto a Dios. Transmite un mensaje de fe en la promesa de Jesucristo, que con su propia resurrección abrió para todos las puertas de la vida eterna.
Otros usos
Aunque su uso está especialmente extendido en ritos fúnebres, esta frase de Jesús no se limita exclusivamente a ese contexto. También puede citarse o meditarse:
- En catequesis y predicaciones sobre la resurrección y la vida eterna.
- En ritos de iniciación cristiana como el bautismo.
- En celebraciones litúrgicas del Misterio Pascual.
- En lecturas bíblicas o meditaciones personales.
Dondequiera que se proclame, esta palabra de Jesús transmite consuelo y esperanza a los creyentes, recordándonos que él ha venido para que tengamos vida, y vida en abundancia (Jn 10,10).