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La muerte debe ser tan hermosa
La frase «La muerte debe ser tan hermosa. Para yacer en la suave tierra marrón, con la hierba ondeando sobre la cabeza, y escuchar el silencio. No tener ayer ni mañana. Para olvidar el tiempo, para perdonar la vida, para estar en paz.» de Oscar Wilde refleja una visión consoladora y serena de la muerte.
Se trata de una reflexión poética que evoca la paz y la tranquilidad que puede acompañar al fin de la vida. Describe la muerte como un sueño plácido, un retorno a la naturaleza.
Un descanso eterno
Para Wilde, la muerte representa el final del sufrimiento y las preocupaciones de la vida. Al morir, uno puede «yacer en la suave tierra» y descansar. La imagen de la «hierba ondeando sobre la cabeza» transmite calma, como un sueño profundo en el regazo de la tierra.
La idea de «escuchar el silencio» evoca el sosiego que llega cuando cesa el ruido del mundo. En la muerte, dice Wilde, no hay ayer ni mañana, solo un presente eterno, sin el paso del tiempo. Es un estado de completo olvido y abandono.
Perdón y paz
Para Wilde, la muerte también es una oportunidad de «perdonar la vida«. Representa la aceptación definitiva de lo vivido, con sus luces y sombras.
El perdón permite «estar en paz» y cerrar el capítulo terrenal con serenidad. La muerte como un descanso placentero, libre de rencores y apegos.
Se vislumbra la influencia del budismo, con su idea de que el sufrimiento cesa cuando se liberan los deseos y aversiones. La muerte como puerta a una conciencia más elevada.
Una despedida consoladora
Esta frase se suele utilizar en funerales o epitafios para expresar un mensaje de aliento y consuelo a los dolientes. Transmite la esperanza de que su ser querido haya encontrado la anhelada paz eterna.
Ayuda a sobrellevar el duelo, pintando la muerte no como un final absoluto, sino como un tránsito hacia otro estado de conciencia. Una invitación a celebrar la vida de la persona, más que lamentar su partida.
Se contrarresta así la visión trágica de la muerte con una sensación reconfortante de sosiego y entrega. La promesa de que la partida no es un adiós, sino un «hasta luego» sereno, un nuevo comienzo en brazos de la naturaleza.