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Puede Que Tu Paso Por El Mundo Fuera Fugaz, Pero La Llama Que Dejaste Encendida Es Inapagable. Gracias Por Tanto, Amigo
Esta frase se suele utilizar en contextos funerarios para recordar a un ser querido fallecido y rendirle homenaje. Expresa de manera poética y emotiva que, aunque la vida de esa persona haya sido breve o su tiempo aquí limitado, su legado y lo que aportó perdurará para siempre en los que le conocieron y le amaron.
La frase comienza reconociendo que el paso por este mundo fue fugaz, es decir, que la vida resultó corta o limitada en el tiempo. Lo fugaz se relaciona con aquello que dura poco, que se desvanece rápidamente. En el caso de la muerte de un ser querido, sobre todo cuando se trata de alguien joven o en plenitud, solemos lamentar lo fugaz que resultó su vida.
Sin embargo, la frase no se queda ahí, en la melancolía por lo efímero de la existencia humana. Continúa diciendo que «la llama que dejaste encendida es inapagable». Esta bella metáfora se refiere al legado del fallecido, a todo lo que aportó e inspiró en vida, desde el amor entregado a sus seres más cercanos, hasta su obra, creatividad o simplemente su forma de vivir.
Esa llama que encendió con su paso por el mundo, representa su esencia, sus valores, su bondad, su pasión, su trabajo… todo aquello que deja en quienes le conocieron. Y esa llama es inapagable, perdurará para siempre iluminando y calentando el recuerdo que se tiene de esa persona tan especial que ya no está aquí.
La frase finaliza con un «Gracias por tanto, amigo», expresando gratitud por todo lo recibido de ese ser querido que se ha ido. Le llama amigo en señal del cariño y aprecio que se le tiene, y le da las gracias por tanto, por todo lo que compartió y entregó generosamente mientras estuvo aquí.
En resumen, esta frase de despedida transmite un mensaje muy inspirador y reconfortante en momentos de dolor por la pérdida de un ser amado: aunque fugaz, su vida tuvo sentido y trascendencia, su legado es imborrable y por ello habrá que estar siempre agradecidos por haberle tenido en nuestras vidas.
Uso en funerales y homenajes
Esta frase se suele utilizar en las esquelas funerarias como un emotivo mensaje de despedida y homenaje al fallecido. También se incluye en recordatorios para el funeral donde se reparte entre los asistentes.
Además, es habitual que se lea en el acto del sepelio o funeral civil como unas palabras dedicadas a la persona fallecida, normalmente por parte de algún familiar o amigo cercano. Proporciona un bonito y poético colofón al servicio funerario.
En ocasiones también se usa en homenajes o actos en recuerdo del difunto días o semanas después del funeral, como una manera de expresar que su legado permanece vivo entre sus seres queridos.
Así, esta frase tan especial se convierte en un emotivo recordatorio para familiares y amigos, en un mensaje de consuelo y esperanza, y en un sincero agradecimiento al fallecido por todo lo vivido y compartido juntos mientras estuvo en este mundo.