Contenido del post:
Elige la red social donde compartir la imagen
La tristeza de las despedidas en los funerales
La muerte de un ser querido es uno de los momentos más difíciles de la vida. Supone enfrentarse a la pérdida de alguien que ha formado parte de nuestra existencia y con quien hemos compartido tantos momentos. Por eso, cuando llega el momento de decir el último adiós en un funeral, la despedida se vuelve especialmente dolorosa.
La frase «Quizá La Idea De Que Una Despedida Sea Algo Brusco Y Casi Definitivo Por Lo Que A Menudo Está Llena De Tristeza» refleja muy bien ese sentimiento agridulce que embarga a los dolientes durante la celebración de un funeral.
Lo cierto es que una despedida en un contexto funerario tiene un carácter definitivo que resulta muy difícil de asimilar. A diferencia de otros tipos de despedida, en un funeral nos enfrentamos al adiós final de la persona fallecida, con la que ya no podremos compartir más momentos.
Ese carácter brusco de la despedida, sabiendo que no habrá un reencuentro posterior, es lo que provoca tanta tristeza y desolación en los familiares y amigos. Aunque la muerte forma parte de la vida, nunca estamos verdaderamente preparados para soltar a un ser querido.
Durante la ceremonia funeral, los dolientes viven instantes de mucha tensión emocional. Por un lado, sienten la necesidad de expresar ese amor y cariño que les une al difunto. Pero por otro, deben enfrentarse a la realidad de no volver a ver a esa persona y dejarla marchar.
Esa sensación agridulce se manifiesta en los gestos y palabras de despedida hacia el fallecido. Las lágrimas, los abrazos, las palabras de recuerdo… todo ello está teñido de una profunda tristeza que embarga a los presentes.
Incluso en los funerales en los que se busca un ambiente más alegre y vital, con recuerdos positivos de la persona fallecida, subyace esa tristeza por la pérdida y la ausencia definitiva.
Por muy preparados que estemos, por muy mayores que sean nuestros seres queridos, la muerte siempre se vive como algo repentino. Esa sensación de que «aún no tocaba» también alimenta la tristeza y el desconsuelo en los funerales.
La frase resuena con fuerza en los corazones de quienes han tenido que pasar por la dolorosa experiencia de enterrar a un ser amado. Expresa ese sentimiento agridulce de la despedida definitiva, la tristeza por ya no volver a ver a esa persona tan especial.
Aunque con el paso del tiempo se suaviza el dolor y los buenos recuerdos sustituyen a la pena, esa despedida final en el funeral permanece imborrable. Un momento triste pero necesario para seguir adelante y mantener vivo el legado de quien ya no está.