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Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados
La frase «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados» proviene del Evangelio según San Mateo, capítulo 5, versículo 4. Forma parte del famoso Sermón de la Montaña, donde Jesús predica las bienaventuranzas.
Esta bienaventuranza cobra especial significado en los funerales, ya que habla de consolación y esperanza en medio del dolor que produce la pérdida de un ser querido. El luto y las lágrimas son una reacción natural ante la muerte. Jesús no condena el llanto, sino que invita a los afligidos a poner su confianza en Dios, que los consolará.
Significado de la frase en el contexto bíblico
Las bienaventuranzas presentan las actitudes que deben caracterizar al seguidor de Cristo. Son el camino para alcanzar la verdadera felicidad y vida plena.
La segunda bienaventuranza dice «Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación». Llanto se refiere aquí a un profundo dolor espiritual, no solo físico. Es el lamento del alma ante el sufrimiento propio y ajeno, y el anhelo de liberación.
Jesús promete que quienes atraviesan esta aflicción serán consolados por Dios mismo. Él secará toda lágrima y traerá gozo eterno a los que confían en su amor misericordioso. La tristeza será transformada en alegría duradera.
Uso de la frase en funerales cristianos
Esta consoladora promesa cobra especial relevancia en el funeral de un ser querido. La pérdida genera un dolor profundo en los deudos, que necesitan esperanza para sobrellevar el duelo.
- El sacerdote o pastor suele citar esta bienaventuranza en la homilía o reflexión, resaltando la misericordia y el consuelo que Dios ofrece.
- La frase puede ser incluida en tarjetas recordatorias o en lápidas. Expresa que los deudos confían en reencontrarse con su ser querido.
- También es común que algún familiar o amigo lea este versículo como lectura durante la celebración. Remarca que el difunto ya ha recibido el consuelo eterno.
Los asistentes encuentran en estas palabras un bálsamo reconfortante para su pena. Les recuerda que no están solos, sino que Dios enjuga sus lágrimas con ternura. La esperanza en la resurrección mitiga la tristeza.
Ventajas de usar esta frase en funerales
- Transmite un mensaje de fe y esperanza cristiana ante la muerte.
- Consuela a los dolientes recordándoles que Dios está con ellos.
- Ayuda a sobrellevar el duelo con la confianza puesta en Dios.
- Celebra la vida eterna prometida a los fieles. El difunto ya ha sido consolado.
- Une a la comunidad en oración y acompañamiento mutuo.
Posibles inconvenientes
- Algunos podrían considerarla demasiado religiosa si no comparten la fe cristiana.
- Los no creyentes o de otras religiones quizá no se sientan identificados con la frase.
- Si se usa de forma automática, sin convicción, puede sonar a lugar común.
En definitiva, esta conocida bienaventuranza, tan vinculada al consuelo divino, se ha convertido en un mensaje de esperanza habitual en los funerales cristianos. Bien aplicada, reconforta el corazón de los afligidos que enfrentan la pérdida de un ser amado. Los invita a vivir el luto confiando en que Dios enjugará sus lágrimas.