Contenido del post:
Elige la red social donde compartir la imagen
Vivir con propósito y visión
La muerte es un hecho ineludible de la vida. Tarde o temprano, todos vamos a partir de este mundo. Sin embargo, reflexionar sobre nuestra mortalidad no debería llenarnos de temor sino inspirarnos a aprovechar al máximo el tiempo que tenemos.
La escritora y psicóloga Joan Borysenko expresó esta idea de manera elocuente en la frase: «La pregunta no es si vamos a morir, sino cómo vamos a vivir». En contextos funerarios, estas palabras nos invitan a celebrar la vida del difunto, haciendo énfasis no en su partida sino en la manera en que vivió.
Es común que en los servicios fúnebres se compartan anécdotas y recuerdos de los momentos vividos con el ser querido. Reír y llorar evocando episodios del pasado puede tener un efecto sanador. Recordar a nuestros difuntos con cariño y gratitud, destacando sus cualidades y logros, es una forma de honrarlos.
La frase de Borysenko nos estimula a reflexionar sobre el legado que deja la persona fallecida. ¿De qué manera inspiró o marcó la diferencia en la vida de otros? ¿Cuáles fueron sus pasiones, sus causas, sus valores? Cuando alguien ha vivido con un propósito y una visión, su partida deja huellas imborrables.
Las palabras de la psicóloga también contienen un mensaje para los dolientes: no se debe tener miedo a la muerte, sino apreciar la vida y llenarla de sentido. La pérdida de un ser amado puede motivarnos a replantearnos nuestras prioridades y a vivir de manera más plena y consciente.
Vivir apasionadamente
La frase de Borysenko nos invita a reflexionar sobre cómo estamos viviendo. ¿Lo hacemos con pasión, entusiasmo y propósito o simplemente vamos atravesando la vida en “modo automático”?
Para muchos, los ritmos frenéticos del trabajo y las responsabilidades del día a día van apagando poco a poco la chispa interior. Se viveanestesiados, sin prestar atención plena a las actividades y relaciones.
Sin embargo, siempre está a nuestro alcance encender de nuevo la llamita de la pasión. Podemos empezar incorporando pequeños cambios: dedicar tiempo a aquello que nos nutre el espíritu, rodearnos de gente que nos inspira, buscar la belleza en lo cotidiano.
El pensador alemán Goethe decía: “Cualquier cosa que puedas hacer o soñar, comienza. La audacia tiene genio, poder y magia«. No sabemos cuánto tiempo nos queda en esta tierra, así que más vale vivir audazmente, escuchando los anhelos del corazón.
El arte de saborear la existencia
Otra clave para vivir bien hasta el final es cultivar la capacidad de saborear la existencia, disfrutando plenamente de cada momento, por sencillo que sea.
La escritora italiana Natalia Ginzburg lo expresó con elocuencia: “He aquí lo que debemos aprender a hacer: beber el buen vino de la vida diaria, saborearlo, no dejar pasar ni una sola gota del maravilloso, intenso, diario, cotidiano, común, habitual espectáculo que es la existencia”.
La visión de Ginzburg nos recuerda la importancia de estar presentes y apreciar lo que tenemos frente a nosotros: la belleza de la Naturaleza, el amor de los seres queridos, el placer de los sentidos.
Cada nuevo amanecer es un regalo que no volverá. Como decía Thich Nhat Hanh, “la muerte no es el opuesto de la vida, sino parte de ella”. Entender esto profundamente puede inspirarnos a vivir con alegría y conciencia plena.